Cuando mi madre, a quien llamaba «la última persona alcohólica en mi vida», murió a los 90 años, me sorprendí al sentirme perdida. Durante toda mi vida, ella había sido como un poste de portería. Había corrido hacia ella o lejos de ella. En sus últimos años, aproveché la fortaleza y la sabiduría adquirida tras muchos años en Al‑Anon. Era algo que necesitaba, porque cuidarla al final de su vida me devolvió al papel de cuidadora que tenía en mi juventud. Le gritaba a mi Poder Superior: «¿Por qué a mí?». Perdía la paciencia a medida que sus necesidades aumentaban, ya sea de bebidas nutritivas enlatadas o visitas al médico.
Después de que ella se fue, me sentí desorientada. En una reunión, escuché a alguien decir: «A veces abrazo la literatura», y decidí hacer eso también. ¿Qué mejor manera de afirmar mi extraño viaje como parte de una familia alcohólica? Volví a leer Cómo ayuda Al‑Anon a los amigos y familiares de los alcohólicos (SB-32), luego De la supervivencia a la recuperación (SB-21). Ambos me consolaron diciendo, en efecto: «Sabemos dónde has estado».
También descubrí las reuniones telefónicas de Al‑Anon y las escuché tres o cuatro veces al día durante varios meses. Me sentía muchísimo mejor después de cada llamada. Finalmente, guie a una nueva persona a quien estoy amadrinando a través de los Pasos, lo cual me ayudó a concentrarme en algo más allá de mis propios sentimientos incómodos. Pude ver cómo los Pasos hacían su magia, y eso reconfortó mi corazón.
Aun así, parece extraño que ya no haya ningún alcohólico activo en mi vida. Si mi madre alcohólica pudiera ver mi crecimiento en Al‑Anon, estoy segura de que estaría orgullosa. Mi dolor se ha transformado en un nuevo respeto por lo que mis padres alcohólicos lograron en sus vidas a pesar de su enfermedad. Hoy tengo una segunda oportunidad en la vida, y Al‑Anon está ahí para garantizar que reciba toda su aventura, plenitud y alegría. Al‑Anon me permite ver lo bueno en mi vida y prepararme para aún más a medida que voy creciendo.
Por Ann C.
The Forum, octubre de 2022
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Me lleno de admiración con este testimonio y me fortalece comprender y aceptar que no soy la única que me siento perdida. “Esto también pasará.”