Me crie en el Medio Oeste. La sexualidad y la vergüenza iban de la mano para mí. Ser gay significaba que había algo erróneo en mí cada vez que conocía más íntimamente a alguien. Era mejor ser alcohólico que gay, y yo no era alcohólico.
Venir a Al‑Anon me enseñó primero cómo amarme a mí mismo, luego cómo amar a las personas que me rodean. Al aprender a amar a los que me rodean, aprendí a aceptar sus imperfecciones y, como resultado, a aceptar lo que veía como mis imperfecciones. Solo entonces pude ver que no todas eran imperfecciones, sino atributos que me hacen quien soy.
Sí, hay muchos hombres gais y mujeres lesbianas en Al‑Anon, pero soy el único que tiene todas mis experiencias, todas mis esperanzas y todas mis fortalezas. Puedo compartir estas tres cosas y aún las conservo después de compartirlas.
Gracias a Al‑Anon, he aprendido a dejar de lado la vergüenza y la culpa, y estoy aprendiendo a dejar de lado mis inseguridades. Soy quien soy, una creación de mi Poder Superior, ni más ni menos perfecto que cualquier otra persona. Soy miembro de Al‑Anon. Hoy seré el mejor «yo» que pueda ser. Compartiré mis experiencias, fortalezas y esperanzas con otros, mientras aprendo de la experiencia, fortaleza y esperanza que otros comparten conmigo. De esta manera seguiré creciendo.
Por Jimmy C., California
The Forum, agosto de 2021
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