Hoy me aquietaré y me escucharé a mí misma. Dejaré de lado las falsedades que hay en mi forma de pensar, según las cuales yo soy la única responsable del éxito o el fracaso de mi familia. Dejaré ir una fantasía a la que nunca tuve derecho en primer lugar.
Hoy me presentaré en mi matrimonio como realmente soy. No me obligaré a convertirme en quien creo que necesito ser para salvarlo a él de ser demolido por una enfermedad que no causé, que no puedo controlar y que nunca podré curar.
Hoy primero me ocuparé de mí misma y luego les daré a los demás lo que tengo en exceso. Cuando me extralimito, me estoy forzando a mí misma a funcionar con la gasolina nociva del resentimiento.
Hoy me protegeré de maneras respetuosas y amables, y daré prioridad a mis necesidades. Reconoceré mis deseos. Empezaré a aceptar la realidad al aceptar mi propio mundo interior. Cuando no soy fiel a mí misma, solo puedo causar confusión.
Hoy mantendré la cabeza en alto, pues sé que he hecho lo que he podido por mi matrimonio y porque sé que mi Poder Superior tiene la última palabra. Me alimentaré cuando tenga hambre, beberé agua cuando tenga sed y descansaré cuando esté cansada. Miraré mis emociones de manera compasiva. Buscaré la recuperación y abandonaré la desesperación. Permitiré que mi Poder Superior me reconstruya para que yo pueda tomar buenas decisiones.
Hoy practicaré la parte del lema que dice «Deja Vivir», pero también recordaré la otra parte que dice «Vive», y viviré yo también.
Por Auset H., Texas
The Forum, abril de 2024
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