De la devastación a la esperanza:
el poder del programa Al‑Anon

Estimados miembros de Al-Anon y Alateen: 

Al reflexionar sobre este año, mis pensamientos naturalmente gravitaron hacia los principales acontecimientos de 2024, particularmente los huracanes que han arrasado el sudeste de los Estados Unidos. Al ver las imágenes, como todos podemos hacer ahora con tanta facilidad, me sentí devastada por la destrucción que estos actos de la naturaleza causaron en familias, propiedades y comunidades enteras. Y, al mismo tiempo, me reconfortó la forma en que tantas personas —de todas las clases sociales, religiones, creencias políticas y niveles de riqueza— se unieron para ayudar a quienes lo habían perdido todo, que se sentían devastados y asustados por las circunstancias sobre las que no tenían ningún control, que se sentían solos y sin esperanza.  

 Afortunadamente, también fuimos testigos de la compasión y el servicio expresados independientemente de las diferencias demográficas y económicas: simples actos de bondad como el del propietario de un hotel local que ofreció una habitación al hijastro de un amigo varado en el huracán Helene o el de un jubilado que cruzó el país para rescatar a los animales abandonados en medio del pánico.  

Este contraste entre la devastación de un hecho incontrolable de la naturaleza y la bondad de aquellos que comparten un único propósito de ofrecer ayuda me recordó a nuestros Grupos de Familia de Al-Anon. Pensé en nuestra Bienvenida sugerida, leída en cientos de idiomas al comienzo de decenas de miles de reuniones de Al-Anon en todo el mundo: «… pero en Al-Anon/Alateen hemos aprendido que no hay situación verdaderamente desesperada…». Aquellos que asisten y sirven a nuestros grupos —el miembro veterano, el coordinador que dirige la reunión, el miembro que coloca las sillas o la literatura y el Representante de Grupo que realiza las reuniones de asuntos de grupo— son los primeros en responder ante otro hecho incontrolable de la naturaleza: la enfermedad familiar del alcoholismo.  

Este año, nuestra hermandad ha luchado por equilibrar la forma de expresar nuestra bienvenida a aquellos que no suelen estar bien representados en nuestras salas con el mensaje de que el programa de Al-Anon está disponible para cualquiera, y para todos, que luchen contra el «problema del alcoholismo en un familiar o amigo». Afortunadamente, nuestros principios espirituales me aseguran que mientras sigamos «practicando estos principios en todos nuestros asuntos» —que nos esforcemos por reconocer nuestras diferencias a la vez que nos centramos en nuestras similitudes— la esperanza sigue siendo que la unidad y el entendimiento asegurarán que nuestro bienestar común sea lo primero.  

Así pues, al cerrar el año 2024, les doy las gracias a todos los miembros que asisten a reuniones en las que se da la bienvenida a los recién llegados, independientemente de sus creencias, raza, edad o situación económica. Cada uno de ustedes está demostrando que «cada Grupo de Familia Al-Anon tiene un solo propósito: ayudar a los familiares de los alcohólicos» y asegurando que «cuando alguien, donde quiera que sea, pida ayuda, que nunca falte allí la mano de Al-Anon y Alateen…».  

Vali F., Directora ejecutiva 

diciembre de 2024