Saber que no estaba sola, que otros miembros de Al‑Anon estaban en la misma situación que yo, luchando contra la misma enfermedad, me permitió lidiar con la vergüenza y la culpa asociadas con la enfermedad. También me permitió compartir con más facilidad y comprender que, al pedirles ayuda a otros y al escuchar su experiencia, fortaleza y esperanza, me permitía a mí misma quitarme un poco de dolor y comenzar a sanar el agujero en el corazón.
Comprender que yo era incapaz de afrontar sola el alcohol y sus efectos en mi familia me permitió tener algún sentido de gobernabilidad en el hogar. Ya no sentía que me tocaba a mí arreglarlo todo ni que debía recibir la culpa por lo que estaba sucediendo en nuestras vidas. Me di cuenta de que, al aceptar la situación tal como era, podía encontrar un poco de sano juicio. Ya no permitía que los pensamientos obsesivos llenaran cada minuto de mi día y cada noche en vela. Al comprender que yo era incapaz, de repente me di cuenta de que podía dormir, y tenía más tiempo para hacer otras cosas. Ya no buscaba refugio en mi automóvil, escuchando la misma canción una y otra vez, llorando todo el tiempo. Finalmente pude funcionar con sano juicio, esperanza y gobernabilidad.
Por Manette M., California
The Forum, febrero de 2020