Llegué a Al‑Anon enojada, herida y confundida, porque yo era capaz de manejar una carrera, pero parecía fallar constantemente en mis relaciones personales. No tenía idea de que el haberme criado en un hogar con personas alcohólicas me había afectado muy profundamente. Más importante aún, nunca tuve la esperanza de que la vida pudiera ser diferente. Pero debido a mi angustia y dolor, aterricé en Al‑Anon, donde encontré a otras personas que me comprendieron. Nunca olvidaré el momento en que los escuché compartir y descubrí que nuestras historias se parecían: ¡ya no estaba sola!
Mis luchas no desaparecieron de inmediato, pero a instancias de otros miembros, seguí regresando. Cuando comencé a trabajar con una Madrina y comencé a estudiar auténticamente los Pasos, mi vida comenzó a mejorar. Hoy, aunque algunas de las relaciones que había tratado de forzar con tanta desesperación han terminado, me he enamorado de la vida que tengo. Al‑Anon me dio esperanza y una nueva forma de ver el mundo.
Por Kay A. Oklahoma
The Forum, abril de 2021
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